
Artista
Gian Lorenzo Bernini
1598–1680
Movimiento
En esta escultura temprana, el joven Bernini representa la ternura mitológica de Amaltea alimentando al pequeño Zeus, dando origen a la cornucopia y anunciando ya su genio escultórico.
La entrañable cabra Amaltea es un conocido personaje en la mitología grecorromana. Tuvo un importante papel, pues fue ella quien alimentó al pequeño Zeus, que permanecía oculto para que su padre, Crono, no lo devorara como al resto de sus hermanos.
Cuenta la leyenda que un día, mientras jugaba con Amaltea, Zeus le rompió uno de los cuernos por accidente. Años más tarde, en agradecimiento, el dios le concedió a ese cuerno el don de la abundancia infinita, creando así la cornucopia.
Esta pequeña escultura, atribuida a un jovencísimo Bernini, muestra a Amaltea recostada, ya sin su cuerno. A su lado, Zeus niño la mira con ternura, mientras un niño sátiro, detrás, bebe de un recipiente. No está claro su rol en la escena, aunque algunos lo interpretan como un compañero mitológico o símbolo de la naturaleza caprina del momento.
A pesar de su reducido tamaño y el tratamiento superficial del mármol, la obra ya evidencia una sorprendente sensibilidad compositiva para alguien de tan corta edad (Bernini decía tener entre ocho y doce años al esculpirla, aunque más probablemente tenía unos diecisiete).
Encargada por el cardenal Borghese para decorar su jardín, esta escultura es, con toda probabilidad, la primera chispa del genio que cambiaría la escultura barroca para siempre.