
Artista
Anton van Dyck
1599–1641
Movimiento
En la cúspide de su carrera, Van Dyck se pinta con un girasol como símbolo de éxito, vanidad, y quizás como recordatorio de lo efímero de la gloria artística.
A principios de los años 30 del XVII, Van Dyck regresó al Reino Unido, donde fue recibido como una estrella por el rey Carlos I. Lo nombró primer pintor de corte, le dio casa, jardín, título y una jugosa renta.
Fue entonces cuando Van Dyck pintó este extraño y elegante Autorretrato con girasol.
Con su traje de seda y collar de oro, el artista se muestra en su apogeo. Nos mira con seguridad, nos enseña sus galones: “Lo he conseguido”, parece decir.
Pero, ¿y el girasol? El pintor lo señala con el dedo, y su significado se vuelve ambiguo y simbólico. ¿Representa al sol? ¿A la monarquía? ¿Al artista que gira hacia la luz de la fama? ¿O es un recordatorio de que todo florece… para luego marchitarse?
Quizás es un Carpe diem, bitches.
Una obra que aún permanece en colección privada, pero que forma parte de los más icónicos retratos barrocos sobre el arte, el ego y la fugacidad de la gloria.