
Artista
Canaletto
1697–1768
Movimiento
Canaletto inmortaliza Venecia en una postal luminosa y monumental, símbolo del vedutismo y la fascinación europea por la Serenísima.
La masificación turística de Venecia no es cosa del siglo XXI. Ya en el siglo XVIII era destino predilecto de la aristocracia europea. Y Canaletto, el gran maestro del vedutismo, fue su mejor embajador visual.
En esta monumental pintura, Canaletto representa el día de la Ascensión, en el que el dux de Venecia lanzaba un anillo al mar como símbolo de unión con el Adriático. El Bucintoro, barco oficial de la ceremonia, brilla en el centro de una escena repleta de góndolas, espectadores y arquitectura veneciana.
La perspectiva es impecable, la atmósfera luminosa, el detalle arquitectónico obsesivo. San Marcos, el Campanile y el Palacio Ducal aparecen con una precisión casi fotográfica. Para lograr esta fidelidad, muchos estudiosos afirman que Canaletto usó una cámara oscura, instrumento óptico precursor de la fotografía que proyectaba la imagen sobre la tela.
Lo que hoy consideraríamos “postal turística”, fue en su momento arte codiciado. Los nobles, especialmente los británicos, compraban estas vistas como recuerdo del Grand Tour, esa especie de Erasmus aristocrático que incluía sí o sí una parada en la mágica Venecia.
Canaletto no inventó Venecia, pero la pintó como si fuese su mejor escenógrafo. Porque su ciudad, más que retratada, está compuesta como un decorado: nítida, brillante, viva y eterna.