Gertrude Stein

Movimiento

Gertrude Stein

Un retrato que marca la transición entre la época rosa y el cubismo de Picasso, influido por Cézanne, el arte africano y el carisma magnético de su modelo.

Año 1906

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Gertrude Stein, millonaria, escritora, coleccionista y agitadora cultural, fue una figura clave para las vanguardias del siglo XX. En 1903 llegó a París, y su apartamento en la Rue de Fleurus se convirtió en un hervidero de ideas donde poetas, pintores y pensadores se cruzaban a diario.

Tras meses posando para Picasso, la obra finalmente se concretó en 1906, cuando el artista ya empezaba a abandonar la suavidad de su época rosa para experimentar con formas más rotundas, influidas por Cézanne, El Greco, el arte africano primitivo, las figuras cicládicas y hasta su rival artístico Matisse.

Stein no quedó del todo convencida con el resultado: una figura sólida, de pose casi masculina, con pómulos duros, ojos asimétricos y una oreja desproporcionada. Pero Picasso fue tajante:

“No se preocupe… al final, llegará a ser usted exactamente así.”

El retrato representa un punto de inflexión en su estilo. Se advierte un alejamiento del naturalismo, con una estructura facial que anticipa las descomposiciones cubistas. El rostro de Stein ya no busca el parecido inmediato, sino una presencia simbólica, imponente, casi totémica.

Este lienzo también es un homenaje: ambos compartían una profunda admiración por Cézanne, y la obra recuerda en su construcción al retrato de Madame Cézanne. En cierto modo, Picasso inmortalizó en Stein no solo su fisonomía, sino su peso intelectual, su papel de mecenas, su poder de influencia.

Una mujer fuerte pintada por un joven que, en breve, cambiaría el rumbo del arte moderno para siempre.