Mujer con cuello de armiño (Olga)

Movimiento

Mujer con cuello de armiño (Olga)

Un retrato entre el cubismo y el surrealismo que revela tanto la creatividad inagotable de Picasso como la complejidad de su relación con Olga Khokhlova.

Año 1923

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Picasso retrató a su mujer cientos de veces, y ninguna igual. Este lienzo, Mujer con cuello de armiño (Olga), es solo uno de los muchos intentos del artista por capturar a Olga Khokhlova, su primera esposa, musa y figura constante durante los años 20.

Pintado en 1923, en plena etapa de vida familiar, este retrato se aleja del clasicismo que Picasso había adoptado en años previos y se aventura hacia una fusión entre cubismo y surrealismo. Aunque formalmente aún es cubista, el carácter onírico y alucinado de la imagen sugiere un paso hacia nuevas formas expresivas.

La figura de Olga está deformada, pero no desfigurada. Su sonrisa, su elegancia, e incluso su belleza sobreviven al tratamiento radical que le da Picasso. El resultado es ambiguo y poderoso, casi un sueño distorsionado que, sin embargo, conserva el cariño del retratista.

La obra causó impacto, y no tardó en vincularse con el surrealismo, el movimiento de moda en la Europa de la posguerra. El propio André Breton, líder del surrealismo, quiso “adoptar” a Picasso para su causa. Pero el malagueño, siempre escurridizo ante las etiquetas, se negó a ser encasillado.

Esta pintura es una muestra de cómo Picasso, incluso en el marco íntimo del retrato conyugal, nunca dejó de experimentar, de reinventar, de buscar nuevas formas de representar lo humano y lo afectivo.

Ni Olga era siempre la misma, ni Picasso pintaba dos veces igual.