
Artista
Francisco de Goya
1746–1828
Movimiento
Una de las primeras obras documentadas de Goya, donde fusiona academicismo neoclásico y reflexión personal al representar la duda interior del héroe histórico.
Vaya paliza me he pegado, ¡pero ha merecido la pena!, debió pensar Aníbal cuando llegó a los Alpes.
Esta es una de las primeras obras documentadas de Goya, presentada al concurso de la Academia de Bellas Artes de Parma en 1771, coincidiendo con su viaje formativo a Italia. No ganó, pero recibió una mención especial.
Formalmente, la pintura se adhiere al academicismo neoclásico, con el héroe de figura central, en una composición equilibrada y de líneas clásicas, como exigía la Academia.
Lo más interesante, sin embargo, es el aspecto psicológico del personaje. Goya desobedece ligeramente las bases del certamen, representando a Aníbal no como un héroe confiado, sino como un hombre dubitativo, de gesto contenido, expresión temerosa y pose indecisa. Una lectura personalísima: el genio no siempre guía, a veces es el trabajo constante el que prevalece.
Con esta obra, Goya ya revela una mirada crítica y una autoconciencia del artista que marcarían toda su trayectoria. Un joven español en Italia enfrentado a los Alpes… y a sí mismo.