Baco enfermo

Movimiento

Baco enfermo

Caravaggio se funde con el dios del vino en esta imagen de fragilidad y rebeldía, posiblemente un autorretrato pintado durante una grave enfermedad tras sus penurias en Roma.

Año 1593

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Caravaggio, recién llegado a Roma, pinta este Baco enfermo en 1593 en una etapa de necesidad y fragilidad. Con apenas veintidós años y tras una hospitalización en el Hospital de la Consolazione, el artista se retrata como el dios del vino, pero con un gesto apagado, un rostro pálido y una mirada que no conecta.

La obra podría ser un autorretato disfrazado de Baco, representando al artista debilitado, con los labios sin color y los ojos ausentes. En una mano sostiene un racimo de uvas, mientras que la otra, apenas visible, parece aplastarlas con desgana.

La composición incluye fruta madura, hojas caídas y una atmósfera nocturna que potencia el dramatismo. El uso de la luz crea una palidez fantasmal que algunos han relacionado con la luna, aunque otros ven aquí una metáfora de la enfermedad o incluso una lectura cristológica: las uvas como símbolo eucarístico, y la corona de hiedra como alusión a la pasión de Cristo.

Sea cual sea la interpretación, esta obra rompe con el ideal clásico y da paso al barroco visceral: un dios que sufre, una belleza descompuesta y un artista que ya empieza a desafiar las normas desde la vulnerabilidad.

Hoy se conserva en la Galería Borghese de Roma, y sigue desconcertando por su crudeza y modernidad.