Bailando en Colombia

Movimiento

Bailando en Colombia

Botero celebra la música y el baile con sus icónicas figuras voluminosas en una escena de fiesta popular colombiana, donde la alegría y el exceso se dan la mano.

Año 1980

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La obsesión de Fernando Botero por el volumen se desata en esta animada escena de fiesta colombiana donde la música y el baile son protagonistas. En Bailando en Colombia (1980), un tugurio lleno de color y vida acoge a una pareja bailando al son de una orquesta descomunal, todos y todo rebosantes de sus característicos volúmenes.

El suelo está lleno de frutas y colillas, el ambiente teñido de un rojo intenso. Botero no se limita a las figuras: incluso los instrumentos son corpulentos, y los músicos —de rostro inexpresivo— parecen parte del mobiliario.

En contraste, los bailarines, pequeños pero igualmente “pesados”, se mueven con gracia y alegría. El humor y la crítica social van de la mano: este es un homenaje a la cultura popular, a la música tropical, al ritmo cotidiano y a los placeres sin culpa. Y como siempre en Botero, la estética del exceso se convierte en su lenguaje más sincero.