El almuerzo de los remeros

Movimiento

El almuerzo de los remeros

Renoir retrata la alegría de vivir en una terraza junto al Sena, con sus amigos y un magnífico bodegón en el centro.

Año 1881

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El impresionismo más vitalista y hedonista se da cita en El almuerzo de los remeros, una de las obras maestras de Renoir y del arte del siglo XIX. Retratada en la terraza de la Maison Fournaise, a orillas del Sena, la escena nos muestra un desayuno tardío tras una jornada de remo, donde los protagonistas conversan, flirtean y juegan con un perrito en un entorno de luz vibrante.

Entre los retratados se encuentran amigos personales del artista, como el también pintor impresionista Gustave Caillebotte, en primer plano a la derecha, y la joven Aline Charigot, futura esposa de Renoir, a la izquierda, jugueteando con el perro. Todos ellos están bañados por la luz filtrada del toldo rayado, que envuelve la escena con un resplandor cálido y festivo.

El gran bodegón en el centro de la mesa casi se convierte en el eje compositivo de la obra, rodeado por las conversaciones y la despreocupación de los personajes. Con su característica pincelada suelta y brillante, Renoir capta no solo el instante, sino también el espíritu de una época: ligera, luminosa, social.

Este cuadro, además de un retrato coral, es una exaltación de la joie de vivre, una oda al arte de vivir bien. El desayuno más famoso del arte, como lo llaman algunos, es en realidad un banquete de sensaciones.