
Artista
Giotto
1266–1337
Movimiento
Giotto narra el momento más tenso del Evangelio con una modernidad pictórica sin precedentes. Traición, caos, emoción... todo en un fresco.
Judas Iscariote entregó a Jesús a las autoridades por treinta monedas. La señal pactada fue un beso. En este fresco, parte del ciclo de la Capilla de los Scrovegni en Padua, Giotto convierte este momento en una escena inolvidable.
Las antorchas y palos agitados por una muchedumbre exaltada recuerdan una escena de linchamiento. Jesús aparece en el centro, sereno y resignado. Judas, envuelto en su capa amarilla, lo abraza para señalarlo. Es una imagen potente de la traición, una coreografía simbólica donde los protagonistas ocupan el corazón de la composición, encerrados en un gesto suspendido en el tiempo.
A un lado, San Pedro (aureola incluida) corta la oreja a Malco, criado del sumo sacerdote, en un estallido de violencia, mientras la escena se tiñe de azul profundo, pigmento caro y sagrado (el lapislázuli), para ilustrar las tinieblas que caen sobre este capítulo bíblico.
Giotto, considerado el primer gran pintor moderno, logra aquí una representación tridimensional que da cuerpo, volumen y peso a los personajes. Su realismo psicológico, su lenguaje expresivo y su dominio de la narrativa visual sientan las bases del Renacimiento un siglo antes de que se nombre como tal.
Este fresco no solo es un momento clave en la historia del arte, sino también un ejemplo de cómo el arte puede transmitir emociones y contar historias de forma directa, conmovedora y revolucionaria.