La nevada (o El invierno)

Movimiento

La nevada (o El invierno)

Goya congela la alegría rococó para mostrarnos un invierno cruel, realista y humano, lleno de frío y necesidad.

Año 1786

Palabras clave

Contenido

En La nevada, también conocido como El invierno, Goya pasa de largo de las representaciones mitológicas, idealizadas o festivas que solían acompañar las estaciones del año en el arte académico. Aquí no hay patinadores risueños ni cazadores de leyenda: hay miseria, viento, cerdo al hombro y capas para sobrevivir.

Pese al encargo regio de pintar una escena “jocosa y agradable”, el pintor responde con una imagen sombría, poblada de figuras silenciosas y exhaustas. Tres personajes envueltos en mantas cruzan un paisaje azotado por la ventisca, guiando una mula que porta un cerdo: símbolo de subsistencia más que de fiesta. A un lado, dos hombres armados con un perro observan, ajenos, atrapados también en la helada.

La gama de blancos, grises y marrones crea una atmósfera gélida y opresiva. Goya retrata el invierno con una crudeza conmovedora: no como estación bucólica, sino como prueba de resistencia para los más humildes.

Este cartón para tapiz —que probablemente colgó en una estancia noble— nos recuerda que Goya, incluso antes de su época negra, ya estaba rompiendo moldes con una visión profundamente moderna y humana.