La purificación del templo

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En pleno siglo XVI, Domenikos Theotokopoulos, más conocido como El Greco, se encontraba en una encrucijada estilística. Formado en la tradición bizantina y seducido por los colores y formas del Renacimiento veneciano, crea esta escena de violencia sagrada como una síntesis experimental entre oriente y occidente.

Cristo es el centro de una escena tumultuosa, con rostro severo, ropajes simbólicos y brazo en alto, a punto de azotar a los mercaderes del templo. La violencia divina se representa en un contexto lleno de tensión anatómica, figuras escultóricas y una composición caótica.

Los errores de perspectiva y la densidad del grupo humano muestran que El Greco aún estaba puliendo su estilo. Sin embargo, ya es evidente su talento para crear escenas teatrales, dramáticas y llenas de espiritualidad.

Esta escena no sólo es un tema bíblico: es una purga simbólica del arte mismo. El Greco expulsa las formas rígidas del pasado y prepara el terreno para una pintura nueva, intensa, personal… y única.