Los tres músicos

Movimiento

Los tres músicos

Velázquez, con apenas 17 años, plasma en esta escena de género barroca una lección de sentidos, retratos y simbolismo desde la Sevilla más viva del siglo XVII.

Año 1616

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En 1616, Diego Velázquez apenas tenía 17 años, pero ya mostraba señales del genio que revolucionaría la pintura. Sevilla, centro mercantil y cultural de Europa en aquel tiempo, fue su cuna artística, y bajo la tutela de Francisco Pacheco (y futuro suegro), el joven pintor comenzó a gestar su singular estilo.

“Los tres músicos” es una escena costumbrista cargada de detalles simbólicos. En un interior sombrío, tres figuras masculinas —y un mono— se agrupan alrededor de una mesa. Uno de ellos, el más joven, nos mira directamente y sonríe. Ese contacto visual directo, así como el juego con el espectador, es ya puro barroco.

A través del bodegón, la música, los gestos y los objetos, Velázquez realiza una alegoría de los sentidos. El oído, el gusto, el olfato, el tacto… todo está presente en una escena que también retrata lo cotidiano desde la observación minuciosa.

Si bien la luz es algo titubeante y la composición aún no alcanza su madurez, ya se intuye una nueva forma de mirar y representar la realidad. Este cuadro es un testimonio precoz de la maestría que marcaría el resto de su carrera.

Un debut que no sólo retrata músicos… retrata el nacimiento de uno de los más grandes pintores de todos los tiempos.