
Movimiento
Impresionismo
1874–1886
Artista
Padre del impresionismo, maestro de la luz y pionero del arte moderno.
1840–1926
Claude Monet fue el pintor que dio nombre al impresionismo, revolucionando el arte con su obsesión por la luz, el color y los instantes fugaces. Su legado, marcado por paisajes atmosféricos y nenúfares etéreos, cambió para siempre la forma de ver y pintar el mundo.
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Claude Monet nació en 1840 en París, aunque creció en Le Havre, donde comenzó dibujando caricaturas y paisajes costeros. Desde joven mostró una predilección por pintar al aire libre, buscando capturar los efectos cambiantes de la luz en la naturaleza.
A los 19 años viajó a París para estudiar arte, pero tuvo que interrumpir sus estudios por el servicio militar en Argelia. Tras un año, su tía accedió a pagar su reemplazo y pudo volver a dedicarse a la pintura. Viajó por Europa, empapándose del arte de Turner en el Reino Unido y desarrollando una sensibilidad única hacia la atmósfera y el color.
En 1874 expuso su cuadro Impresión, sol naciente, que inspiró el nombre del movimiento impresionista. Aunque al principio fue criticado por la academia, su estilo fresco, vibrante y libre terminó por conquistar al mundo.
Monet pintó obsesivamente la luz y sus variaciones: trenes, jardines, catedrales, nenúfares… Nada escapaba a su mirada. Desde su jardín en Giverny, creó algunas de las obras más bellas y abstractas de la historia. Incluso cuando las cataratas le nublaban la vista, siguió pintando hasta el final. Murió en 1926 con un pincel en la mano.
Monet vivió la transformación artística de Francia en el paso del siglo XIX al XX. En plena revolución industrial y con París como epicentro cultural, los impresionistas rompieron con las normas académicas, dando paso al arte moderno. Monet fue testigo de dos guerras y de una sociedad en constante cambio, pero su refugio siempre fue la naturaleza.
Turner fue su mayor revelación, pero también aprendió de Boudin, Jongkind y Delacroix. Su paso por Argelia y sus viajes a Londres y Venecia marcaron su sensibilidad hacia los climas cambiantes y la niebla. La luz, más que los objetos, fue su verdadera obsesión.
Monet disolvió las formas en color. Su estilo se basa en la pintura al aire libre (plein air), pinceladas sueltas, tonos brillantes y un enfoque obsesivo por capturar el instante. Pintó series sobre un mismo motivo en diferentes horas y estaciones, creando un arte en constante transformación, cada vez más cercano a la abstracción.