
Movimiento
Barroco
1600–1750
Artista
Pintor sevillano del barroco español que plasmó con ternura luminosa lo sagrado y lo cotidiano, marcando el arte devocional con humanidad.
1617–1682
Bartolomé Esteban Murillo, figura esencial del barroco español, destacó por su ternura compositiva, la suavidad de su luz y su maestría en capturar la espiritualidad y humanidad en igual medida.
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Bartolomé Esteban Murillo, nacido en Sevilla en 1617, fue el pintor más valorado y cotizado de su época en España. A diferencia de otros artistas que dependían del clero o la nobleza, Murillo se dedicó al arte por encargo privado, lo que le otorgó mayor libertad creativa y estabilidad económica.
La Sevilla de su tiempo era un hervidero cultural dentro del Siglo de Oro español. Murillo se formó probablemente con Juan del Castillo, y pronto vio en los cuadros de devoción un filón artístico y comercial. Su fama creció rápidamente, y su arte evolucionó desde un naturalismo tenebrista hacia una pintura luminosa, elegante y cargada de espiritualidad.
Aunque es conocido sobre todo por sus obras religiosas, también pintó retratos y escenas costumbristas con una ternura y naturalismo sorprendentes. Su representación de la infancia, tanto en escenas sagradas como profanas, introdujo una dimensión afectiva y humanista inusual para su tiempo.
A partir de 1660, su pintura alcanza su plenitud con una pincelada suelta, rica en color y luz, que anticipa incluso la sensibilidad del siglo XVIII. Murillo murió en 1682, dejando una obra que fue admirada durante siglos y que aún hoy fascina por su humanidad y maestría técnica.
Murillo vivió en el apogeo del barroco español, una época marcada por la Contrarreforma, la espiritualidad profunda y el poder del arte como instrumento devocional. Sevilla era un centro artístico y comercial clave, donde la demanda de obras religiosas y retratos burgueses permitía a artistas como Murillo prosperar.
Al inicio fue influido por el tenebrismo imperante, con claras referencias a Ribera y Zurbarán. Más adelante, incorporó una luz más cálida y difusa, acercándose al barroco italiano decorativo, y desarrolló un estilo propio que combinaba emoción, realismo y dulzura.
Su estilo se caracteriza por la calidez cromática, la ternura de las figuras, una luz envolvente y composiciones armoniosas. Destacó tanto en lo religioso como en lo cotidiano, retratando niños, mujeres, santos y vírgenes con una mezcla de delicadeza técnica y hondura emocional.